Pesquera de Ebro 09146 - Burgos
Pesquera de Ebro
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Portones Cada día nos quedan menos de las auténticas, no nos quedó más remedio a más de uno que cambiarlas debido al colapso que sufrieron con el paso de los tiempos y los embates meteorológicos que sufrieron día tras día. En Pesquera de Ebro podemos concretar que han existido dos modelos básicos de portones, a saber, de una sola hoja o de dos hojas. No sabríamos calificar cuando se aplicaba uno y cuando el otro, más bien diríamos que el de doble hoja era muy común en viviendas ya que permitía la entrada del sol y estando el batiente inferior cerrado, mientras que el de una sola hoja era muy común en edificios de servicios como cuadras y pajares que debían cerrase, aunque insistimos, también hay torres que mantienen el formato de portón a una hoja. Debemos recordar el porqué del color azul y verde en puertas y ventanas, se lleva utilizando desde hace mucho tiempo en diferentes ámbitos culturales es un color asociado a la creencia de que espantaba a demonios, brujas y otros seres malignos de la casa, además de que se le presumía propiedades para espantar a los insectos. Hasta la Edad Moderna, la forma más barata de obtener el color azul era machacando azurita y la verde malaquita, un carbonato de cobre. Tenemos una mina de cobre en Huidobro, muy cerca de Pesquera. Cuando se mezcla la azurita con aglutinantes oleosos, se produce oleato de cobre, un fungicida ligeramente tóxico para los insectos. Tal vez de esta tradición venga las propiedades que se le presumen de ahuyentar a las moscas. En las viviendas, el portón franqueaba el paso al portal de la vivienda o recibidor, y solía tener algunos escalones de acceso a estancias que eran de piedra labrada, y muy suave y fina debida al uso. En esta estancia en verano se refugiaban de la solana y en invierno se calentaban con el solillo. Tenía además múltiples usos, desde secadero de frutas, hasta apoyos para el día de la matanza donde se colgaba el cerdo para su desmenuzamiento. Ahí se dejaban las almadreñas o las botas de goma para el barro y los pequeños aperos diarios de uso, se colgaban el gabán y la boina y permitía espiar desde el rincón a los viandantes.
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Portones Cada día nos quedan menos de las auténticas, no nos quedó más remedio a más de uno que cambiarlas debido al colapso que sufrieron con el paso de los tiempos y los embates meteorológicos que sufrieron día tras día. En Pesquera de Ebro podemos concretar que han existido dos modelos básicos de portones, a saber, de una sola hoja o de dos hojas. No sabríamos calificar cuando se aplicaba uno y cuando el otro, más bien diríamos que el de doble hoja era muy común en viviendas ya que permitía la entrada del sol y estando el batiente inferior cerrado, mientras que el de una sola hoja era muy común en edificios de servicios como cuadras y pajares que debían cerrase, aunque insistimos, también hay torres que mantienen el formato de portón a una hoja. Debemos recordar el porqué del color azul y verde en puertas y ventanas, se lleva utilizando desde hace mucho tiempo en diferentes ámbitos culturales es un color asociado a la creencia de que espantaba a demonios, brujas y otros seres malignos de la casa, además de que se le presumía propiedades para espantar a los insectos. Hasta la Edad Moderna, la forma más barata de obtener el color azul era machacando azurita y la verde malaquita, un carbonato de cobre. Tenemos una mina de cobre en Huidobro, muy cerca de Pesquera. Cuando se mezcla la azurita con aglutinantes oleosos, se produce oleato de cobre, un fungicida ligeramente tóxico para los insectos. Tal vez de esta tradición venga las propiedades que se le presumen de ahuyentar a las moscas. En las viviendas, el portón franqueaba el paso al portal de la vivienda o recibidor, y solía tener algunos escalones de acceso a estancias que eran de piedra labrada, y muy suave y fina debida al uso. En esta estancia en verano se refugiaban de la solana y en invierno se calentaban con el solillo. Tenía además múltiples usos, desde secadero de frutas, hasta apoyos para el día de la matanza donde se colgaba el cerdo para su desmenuzamiento. Ahí se dejaban las almadreñas o las botas de goma para el barro y los pequeños aperos diarios de uso, se colgaban el gabán y la boina y permitía espiar desde el rincón a los viandantes.