Pesquera de Ebro 09146 - Burgos
Pesquera de Ebro
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Ermita de San Antonio Es muy difícil datar a nuestra ermita, lo que sí sabemos es que la ermita barroca de San Antonio fue remodelada al tiempo que se modernizó el puente a principios del siglo XVII, se debe a la unión de las familias Merino Gil y Gallo, tal y como lo atestiguan los blasones que penden a cada lado de su puerta en la que, a modo de adivinanza, dejaron escrito sobre su escudo, la cantinela el por qué yo me le . Por cierto, es el único escudo de los Gallo en Pesquera de Ebro. Es curioso el vuelco que dio en el pueblo con esta ermita, sabemos que hubo otras ermitas más de las que hoy en día no queda más que un vago recuerdo, pero esta consiguió desplazar la advocación de San Sebastián a San Antonio, suponemos que no sería de inmediato, pero así nos ha llegado a nuestros días. La construcción es sencilla y hasta austera, sin abalorios, en su fachada principal se disponen los escudos mencionados, una portalada de madera abierta que permite ver el interior de la ermita y nuestro querido santo. Dispone de una gran arco simétrico de medio punto que descansa sobre dos pilares, en el alto un pequeño campanillo que sirve para la llamada al oficio, y corona el techo una veleta. Su interior también muy austero y pequeño, con un pequeño ventanuco a su izquierda, su techo arcado se ve actualmente con el diseño barroco partiendo de cuatro batientes y recordando la imaginería del árbol de la vida, con una flor de seis hojas, hexapétala o hexafolia principal de la que parten ocho hojas que se abren a cuatro pentafolias distribuidas cada una de ellas con tres hojas, dejando una composición muy interesante. La talla del santo es bastante moderna, aventuramos que del mismo siglo XX, nos hubiera encantado conocer la talla original, pero desgraciadamente no disponemos del menor resquicio de conocimiento ni posibilidad de averiguarlo. Es bastante común en los pueblos del norte de Burgos, encontrarnos a las salidas de los pueblos y junto a los caminos, una especie de capillitas oratorios. Los orígenes de este tipo de edificios se remontan a los tiempos en que los romanos los utilizaron como amojonamiento de sus tierras a la vez que daban protección divina a sus campos. Mas tarde se cristalizaron como manifestaciones de votos personales de determinados donantes. Desde un punto de vista práctico los humilladeros ejercieron una importante función de servir de cobijo a caminantes y peregrinos. por eso se colocan en caminos y encrucijadas. Dejamos este breve apunte sin matizar el origen de nuestra ermita, casi convencidos que hubo algo anterior a lo que hoy vemos. Hace 25 años se restauró el conjunto, comenzando por la imagen, la puerta, se sacó la piedra de la fachada e interior y se asentó el suelo.
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Ermita de San Antonio Es muy difícil datar a nuestra ermita, lo que sí sabemos es que la ermita barroca de San Antonio fue remodelada al tiempo que se modernizó el puente a principios del siglo XVII, se debe a la unión de las familias Merino Gil y Gallo, tal y como lo atestiguan los blasones que penden a cada lado de su puerta en la que, a modo de adivinanza, dejaron escrito sobre su escudo, la cantinela el por qué yo me le sé. Por cierto, es el único escudo de los Gallo en Pesquera de Ebro. Es curioso el vuelco que dio en el pueblo con esta ermita, sabemos que hubo otras ermitas más de las que hoy en día no queda más que un vago recuerdo, pero esta consiguió desplazar la advocación de San Sebastián a San Antonio, suponemos que no sería de inmediato, pero así nos ha llegado a nuestros días. La construcción es sencilla y hasta austera, sin abalorios, en su fachada principal se disponen los escudos mencionados, una portalada de madera abierta que permite ver el interior de la ermita y nuestro querido santo. Dispone de una gran arco simétrico de medio punto que descansa sobre dos pilares, en el alto un pequeño campanillo que sirve para la llamada al oficio, y corona el techo una veleta. Su interior también muy austero y pequeño, con un pequeño ventanuco a su izquierda, su techo arcado se ve actualmente con el diseño barroco partiendo de cuatro batientes y recordando la imaginería del árbol de la vida, con una flor de seis hojas, hexapétala o hexafolia principal de la que parten ocho hojas que se abren a cuatro pentafolias distribuidas cada una de ellas con tres hojas, dejando una composición muy interesante. La talla del santo es bastante moderna, aventuramos que del mismo siglo XX, nos hubiera encantado conocer la talla original, pero desgraciadamente no disponemos del menor resquicio de conocimiento ni posibilidad de averiguarlo. Es bastante común en los pueblos del norte de Burgos, encontrarnos a las salidas de los pueblos y junto a los caminos, una especie de capillitas oratorios. Los orígenes de este tipo de edificios se remontan a los tiempos en que los romanos los utilizaron como amojonamiento de sus tierras a la vez que daban protección divina a sus campos. Mas tarde se cristalizaron como manifestaciones de votos personales de determinados donantes. Desde un punto de vista práctico los humilladeros ejercieron una importante función de servir de cobijo a caminantes y peregrinos. por eso se colocan en caminos y encrucijadas. Dejamos este breve apunte sin matizar el origen de nuestra ermita, casi convencidos que hubo algo anterior a lo que hoy vemos. Hace 25 años se restauró el conjunto, comenzando por la imagen, la puerta, se sacó la piedra de la fachada e interior y se asentó el suelo.