Pesquera de Ebro
09146 - Burgos
Despoblamiento
Debido a su orografía y distribución, en el lugar
no aparecen grandes tierras de labor, hay que
reseñar que, durante el auge de Pesquera, las
tierras de trabajo y labor se encontraban en
Cubillo del Butrón, localidad que pertenecía a
Pesquera de Ebro, las que había en el valle, eran
de minifundio, adivinad de quién, en un primer
tiempo de los Merino, posteriormente han
pasado a pertenecer a la familia Escalada.
Entonces y como aseveramos en Pesquera de
Ebro su generación de patrimonio no venía por
la agricultura, ni por la miel, ni por la cera, por lo
que una de las labores que más beneficio
generaba era la de al estar en la ruta de la lana,
el mover lana hacia ultramar, concretamente y
sobre todo el mercado con Flandes, desde el
siglo XII, pero sobre todo desde el XV les
otorgaba buenos maravedíes y luego reales. Los
rebaños de ovejas merinas aportaban buena
materia prima para este comercio. Esto fue
maravilloso mientras duró hasta comienzos del
siglo XVIII con la desalineación de Flandes, que
fue cuando para Pesquera empezó su
decadencia, la comodidad y la poca adaptación
al cambio después de tantos siglos de fortuna,
trajo la debacle a la comarca.
Baste un ejemplo para mostrarlo con el mismo
Juan Merino de la Torre que donó los pasos a
Pesquera de Ebro como mencionamos,
transcribo fielmente, “en esta época de
principios del siglo XVIII, fue cuando comenzó el
debacle de la familia Merino en Pesquera, a su
muerte era deudor de 23.401 reales a unos
mercaderes holandeses residentes en Bilbao,
cuando aquello, el mercadeo de la lana con
Flandes, empezaba a decaer, ya a mediados del
siglo XVIII, Francisco Merino Gallo Ruiz,
descendiente de la rama Merino, era trajinante
de los despojos de las abejas, trabajo muy
habitual, con la cera”.
Sirva comentar que, si a las familias pudientes
les fue de culo y cuesta abajo, ya no os cuento
como lo pasarían los pecheros. Fueron años
duros, donde empezó la emigración a las indias
entre otros destinos.
A partir del siglo XVIII, la población se dedicaba a
otros menesteres que el de la lana,
aprovechando la riqueza de plantas aromáticas,
se recogía el té de roca, lavanda, orégano,
tomillo, tila, también, el valor de la apicultura era
relevante, basta para ello observar la cantidad
de lagares donde se extraía la miel y la cera, o
ver los rescoldos que aún persisten en las
carboneras aprovechando la encina carraspera,
haciendo de los moradores o bien arrieros o
trajineros, actividades muy duras y poco
gratificantes. Quién no recuerda el dicho de:
“arrieros somos, y en el camino nos
encontraremos”, esta de arriero, era la
dedicación al transporte de cargas de un sitio al
otro, bien con mulas, acémilas, burro o carro,
llueva nieve o esté soleado. Los trajineros, “qué
trajín que tiene” la diferencia con el arriero era
que llevaba sus propias mercancías, velas,
hierbas, carbón…para vender o hacer trueques
con otras, ya os pondré algún ejemplo de las
vicisitudes que sufrían día a día.
A mediados del siglo XX y con la aparición de
petróleo en la Lora, parece que se abre un nuevo
horizonte para el pueblo, y en sus cercanía se
instala la Campsa, ampliando, posiblemente un
pueblo en el valle, Villanueva Rampalay, donde
muchos encontraron como mejorar el sustento,
sin embargo, este espejismo duró muy poco,
ante el fiasco de no encontrar nuevos pozos en
la comarca, por lo que ocasionó que los
lugareños, sobre todo en las décadas de los 50 y
60 tuvieran que emigrar. Para hacernos una
imagen, el censo más antiguo general que he
encontrado es 1858, en el que reza que había en
Pesquera 269 almas, ya controlado del siglo XX
en 1930, según el cual había 273 habitantes, en
2010 tan solo 14 personas, de los cuales casi la
mitad eran jubilados que habían vuelto al
pueblo.